20091221

Amigo

Me muero por contarte que ya no soy el mismo. Que ese niño, que te dejó una vez en la parada del camión, envolvió su corazón en papel aluminio y lo tiró a la basura, pero no por ti, tú has sido lo único bueno en su vida.

Me gustaría decirte que nadie ha permeado tanto mi vida como tú. Desde ese día en que las casualidades me resultaron en tu camino, con mi cuaderno y tu número de teléfono. Con tu sonrisa sincera y esos ojos que he soñado tan sólo dos veces, pero que me han marcado de por vida.

Los años nos han rozado los labios. "Años", nunca antes había usado con tanta honestidad y gusto ese sustantivo en la narración anecdótica de mis relaciones interpesonales. Los años nos han tocado la piel, en mi caso, para dejar hematomas y en el tuyo, para darles un aire freso, ese aire que los vuelve todavía más inalcanzables.

Me muero por tomarte la mano sin hacerte huir. Por no permanecer a tu lado como la amenaza constante, sino en el entendido de que no sentimos lo mismo, pero está bien: que tú conocerás el interior de este remedo de hombre, sin dar respuesta, y que yo permaneceré eternamente incondicional. Así, sin más.

Y me pongo a recordar que he sido más feliz contigo que en cualquier otro momento de la existencia real o imaginaria. Que contigo he crecido y vivido lo que vale la pena, lo que he querido y lo que si nunca vuelvo a vivir, con tu recuerdo me basta.

Hasta pronto amigo. Por si no te vuelvo a ver, quiero decirte que me muero por darte el primer abrazo de mi vida.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Wey me hiciste llorar...