20120514

The new adventures of that old man

Y si hace dos meses me hubieran contado mi vida, me habría dado mucha ansiedad, porque no soy resistente a los cambios. Me hago chiquito y me pongo a llorar.

Estaba decidido a terminar mi periodo hasta la muerte; no iba a existir una oportunidad que me despertara del conformismo y, al mismo tiempo, incomodidad en los que estaba ocho semanas atrás. Pero pasó, llegó esa llamada que te cambia la vida, literalmente.

De pronto, como por arte de magia, sentí que todo había valido un poquito la pena. Nuevo. Como el olor de un auto la primera vez que lo abres o el rechinido del unicel cuando sacas tu refrigerador de la caja. Me tuve que armar de valor para no desarmarme en Periférico y regresar con la cola entre las patas.

Luego supe que los grandes cambios no llegan solos. Si no era el trabajo, tenía que ser el hogar. El departamento vacío recién pintado de blanco. Las cosas viejas en bolsas negras de basura y mi corazón confundido porque aún no sé hasta donde voy solo. Y las 14 llaves.

La estabilidad llega antes de lo que uno piensa.