20091210

Trabajo final de Cibernética

El niño que soñaba con escribir historias.

Siempre me consideré un ferviente seguidor de la televisión. En mis años de adolescencia fui más bien un oyente de la radio y los programas juveniles de EXA, que en esos entonces era la estación con más onda entre los chamaquitos de secundaria. Yo no imaginé que los medios de comunicación estarían tan presentes en mi vida y que dejaría de ser un espectador para convertirme en un integrante de la producción de información.

Hoy, no me considero un seguidor de los programas de televisión por tres razones: los programas en televisión abierta son basura, sin excepción en Televisa y TV Azteca. Los que se salvan son transmitidos por canales que no se ven en mi casa debido a la mala ubicación de antenas en el valle de México y finalmente, no cuento con servicio de televisión por cable, ¡¿y qué?!

Sin duda, no es lo mismo decir “me gusta la tele” a los 5 que a los 22, no sólo por los cambios psicológicos que uno mismo atraviesa a base de regaños parentales y abusos de los profesores, sino porque los medios en general también han observado una serie de cambios en sus procesos.

Yo hago memoria y trato de recordar los programas que veía. Me acuerdo mucho de los ‘Power Rangers’ y como todos los niños de la colonia jugábamos a ser los héroes enmascarados que luchaban contra perros rabiosos y piedras.

Ahora que lo pienso, era impresionante el impacto que tenía la televisión en aquellos tiempos. Pero más me asombra el impacto que tienen los medios hoy en día, no sólo la televisión o la radio, sino sus evolucionadas versiones. Se me hace una especie de los ‘Power Rangers’ conocen la era digital.

Es bien chistoso pensar que la primera vez que usé Internet fue un caluroso día de 1999. Desde luego yo estaba maravillado, pues mi tía (la rica de la familia) era la única que tenía computadora con un Internet de conexión telefónica. Mi primo nos enseño la página de todito.com, que en ese entonces era el portal oficial de TV Azteca y pudimos, con varios minutos de espera, ver un video.

Era impresionante pensar que si te perdías de un programa, podías de alguna manera obtener la información que no habías recibido, de forma escueta tal vez, pero ya era un avance inimaginable.

Tuve la suerte de que mi madre tuviera una especie de obsesión por nuestra educación y me inscribiera en la única secundaria del municipio que contaba con clases de computación. Claro que en 1999 pensar en clases de computación e inglés era más bien para la clase burguesa… y de hecho, mi secundaria estaba en una zona burguesa que hace poco fue devastada por una inundación, pero ese no es el tema.

Aprendí computación en la escuela y en un cibercafé que rentaba a 20 pesos la hora por computadora en una plaza comercial. Mientras que por otro lado, estábamos sufriendo una invasión de programas norteamericanos hechos a la “american way”: Daria, Friends, Sex and the City, etc.

El boom del Messenger se dio hasta 2003, según yo, que fue el año en que escuchaba a mis compañeros narrar sus aventuras informáticas y sus noches de desvelo gracias a este programa que te permitía platicar con tus conocidos utilizando tu cuenta de correo electrónico. Bueno, yo ni correo tenía.

Y haciendo un brinco radical al día de hoy, puedo decir que ha habido tanta influencia y necesidad de algo (que no puedo explicar) que tenía forzosamente que trabajar en una página de Internet. Desde luego, muchos de los conocimientos informáticos no los adquirí en la escuela, aunque debo decir que la parte académica fue una gran base para no quedar rezagado.

Durante la carrera me pregunté varias veces si estaba haciendo lo correcto, no sólo en mi vida, sino por mi país (ahá), el derecho de los ciudadanos a la información y sobre todo, esa necesidad de otras personas como yo de no satisfacerse inmediatamente con lo que es popular o conocido. Sabía que la televisión no era lo mío. La radio… bueno, la experiencia en Grupo IMER fue más que suficiente, no por mala, sino por que tampoco es de mi total agrado, la prensa escrita sigue estando en mis planes, pero le hacía falta algo y ese algo lo vino a completar la experiencia multimedia.

Desde luego que podría considerar una traición a los principios aprendidos durante la carrera el trabajar en uno de los sitios más comerciales del mundo: Univision, pero considero también que la visión globalizada que algunos hemos decidido adoptar/entender va mucho más allá de la creencia política o social que pudo haberse inculcado en un puñado de jovencitos que seguimos confundidos respecto a muchas cosas.

Entonces el problema se vuelve mucho más intenso. Sabemos que existe una responsabilidad de los medios, comerciales o no, de educar, entretener, concientizar e informar a las masas de las cosas que ocurren a su alrededor. Pero ese control de los medios se les escapa de las manos y está recayendo en la misma población.

Claro que no toda la población, sólo aquellos a los que les interese, sepan cómo hacerlo y cuenten con fuentes y recursos para hacerlo podrán ser participes de la comunicación como profesión, como compromiso o como mero entretenimiento.

Yo procuro no mentirme a mi mismo y decir que estoy interesado en cambiar un mundo que está tomando un rumbo que para poder desviarlo, habría que entenderlo primero, y para poder entenderlo habría que desglosarlo en su infinidad de partes. ¿Posible? Sí. Pero he decidido, con pleno uso de mis facultades mentales, enfocar el talento en otra cosa.

Ahora puedo decir que no soy un ferviente seguidor de la televisión porque tengo más de tres razones. Los contenidos han dejado de satisfacer mi necesidad de aprendizaje, información, esparcimiento y hasta de morbo. He observado como la gente se ha cegado ante esos contenidos impuestos, que bien o mal, han exigido y que prefieren mantener por temor a yo qué sé que cosas. Existen tantos intereses de por medio que la profesión del comunicador se ha desvirtuado, pero también existe cierto optimismo de pertenecer a este grupo selecto de personas que pueden encaminar a la población de cierta forma. No manipularla, ni dejarla a la deriva, sino brindarle información que pueda manejar y convenir a sus propios intereses.

Ya no me gustan los Power Rangers, porque con el tiempo aprendí a tomar de los medios algo más que la programación entretenida, descubrí que me tocó vivir en un tiempo revolucionario y expansivo. Aprendí que, si me quedé con estilos y formas de vida adquiridos de la televisión, también tenía que forzosamente ser la mezcla del entorno en el que estuve y las compañías de las que me rodeé.

Se nos vienen cosas complicadas. En primer lugar, el campo de la comunicación está cada vez más competido. Cabe recordar que hoy los chavitos crecieron con los conocimientos que nosotros adquirimos a edades avanzadas y con gran letargo. Viene el cambio evolutivo de los propios medios, si bien no en contenido, sí en forma. La televisión digital es una realidad en Estados Unidos y, en Latinoamérica, Panamá se nos ha adelantado. Y yo ni siquiera tengo Dish…

Pero también está esta otra parte, en la que he puesto mi entera confianza y es la expansión de los medios a través de la red. Yo no podría imaginar mi vida completa (entiéndase como mis gatos, mi trabajo y mi iPod) sin esta posibilidad que nos ha brindado el Internet, como soporte y como herramienta, según palabras de mi profesora de Cibernética.

No me gusta hacer predicciones porque tengo la misma capacidad para atinarle a lo que predigo que para conducir un automóvil, pero entiendo que habrá una mayor homogeneización de la información al momento de que las comunidades en Internet adquieran un carácter más informativo. Es decir, que todos los foros y páginas hechas por los usuarios adquieran un nivel más profundo y tengan mayor credibilidad (que de hecho ya ocurre). Y aunque el proceso será tardado para que todos vayamos en el mismo tren, auguro algo positivo.

Finalmente, tengo que promocionar un proyecto dado que no recibimos patrocinio de ninguna índole –intentamos con Google ads, pero fue un total fracaso-. Convencidos plenamente de que existe cierta información que debería ser accesible, gratuita y disponible para los usuarios, un grupo de compañeros y yo creamos una página de contenido que en un principio fue exclusivamente musical, pero que ha crecido hasta mostrar datos que pueden interesar a aquellos que lo busquen.

Reformusic está constituido de la forma más ética, más no legalmente posible. El contenido que está disponible para descarga está autorizado por sus creadores, lo que no, simplemente se expone como información y se propone alguna ruta para accesar al contenido más directamente.

Y hacerlo ha resultado una de las experiencias más enriquecedoras que yo podría describir jamás. No sólo he aprendido mucho de música, sino que también pude entrometerme en la construcción de códigos HTML, lo que supone un uso correcto del Internet como soporte y herramienta, además de una total integración con mi carrera.

Sí, las entrevistas realizadas, las noches de tutoriales, los oídos ocupados hasta sangrar y la satisfacción de que en algún nivel, estamos aportando un conocimiento que a alguien le hace falta y que alguien está buscando, todo ha valido la pena… También la escuela, Univision, los Power Rangers y la visión que bien o mal he obtenido de los medios de comunicación en esta corta estancia terrestre.

Por cierto, la dirección es http://www.reformusic.com.mx

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