20081227

Feliz cumpleaños a tí.

"Nunca es tarde para decir que mientras te mantegas alejado de mí todo estará bien. Espero sepas de lo que hablo, si no, ni modo. Felices festividades de cumpleaños"

Mi cumpleaños.

Durante la festividad de mi cumpleaños número 21, a la que sólo asistió un invitado, descubrí algo. Un hecho tan impactante que, si decidiera ahondar en cómo llegué a tal conclusión, seguro carecería de sentido.

De repente era yo el animal de zoológico, que seguro siente el ambiente pesado y los días interminables. Sentí que no pertenecía a mi y por ende, a este lugar.
Por otro lado, también descubrí que en este tiempo pudo haber una revoltura de destinos. Y yo, Abraham Eliu López, seguramente estaba destinado a ser el Eliu López de 8 años que fue devorado por un cocodrilo. O el Eliu López que es tan importante que una maratón lleva su nombre. Pero eso no lo sé, de momento soy el Eliu López que tuvo una celebración con un invitado. Y qué invitadazo, pero eso no evita el contexto de la oración.

También soy el Eliu lópez que bebe alcohol desmesuradamente porque no puede controlar el mundo que tiene. Pero pedo sí.
Y pedo existen más cosas, más actos, existen los despuntes de la vida, esos que normalmente no creamos porque no podemos. Y entonces, como personaje de relato, nuestra vida se ve afectada por los hechos hechos en estado etílico.

Cumplí 21, y como bien acaba de mencionar un amigo: "a partir de ahora los años se pasarán más rápido". No quiero que mis años pasen, a lo mejor sí, para ver que final es el que merece mi historia.

Daniel y yo fuimos a tomar café. Después a comer y a ver una película. Siempre lo he dicho, mis mejores compañías se han dado en diciembre. En medio de la no compañía.

Ojalá fuera el Eliu devorado. Y sí lo soy, soy el Eliu devorado por su mismo nombre, por las ansias y por los libros que no leí nunca. Soy el Eliu que a los 8 años se dio cuenta que lo único que poseemos es lo que imaginamos. Soy el Eliu que apenas...

20081215

La despedida

¿Cuál es la mejor alternativa?

Francamente no lo sé. Lo que sí sé es que hace un año las cosas eran diferentes. La ingenuidad roía las conexiones neuronales y en el aire se sentía el adelanto de un clima totalmente indeciso.

Pero fue un buen año, de esos en que de nada sirve llorar y en un arranque de furia borras todos sus correos. Al final, todo fue correcto, el hombre no valía nada.

Siento que también tuviera que descubrir que muchos en los que había confiado tampoco valían nada. O quien sabe, pero no importa, me vi obligado a quemar las naves y no volver.

Se acercan los 21, el avance a la tercera década, los caminos con previo ensayo y los juegos convertidos en carrera. Ya no somos niños jugando a las relaciones.

Ya no estoy enamorado, porque tenía que darme cuenta que las cosas pueden ser como yo quisiera que fueran, no tengo que estar sometido a los miles de amores que se pierden en la noche o al hombre que se tiene que mentir porque no le queda de otra ( creo que no hablo sólo por uno).

Se siente feo tener que desprenderse, que despedirse, pero si uno no lo hace... ¿cuándo se va a mover?

20081204

Ninguna Eternidad Como La Mia

- Podría yo suicidarme
- Si ese es el final que merece tu historia -contestó Prudencia Migoya.
- ¿Y cuál otro? - preguntó Isabel dejando que unas lágrimas gordas le cruzaran la cara.


- No llores y come un poco. No voy a dejar que te suicides de hambre. Te queda mucho por vivir.
- Tengo ganas de morirme- dijo isabel empujando la sopa.
- Con que tengas de algo- le contestó Prudencia acercándole la cuchara a los labios.


Isabel lloró durante los dos meses que le siguieron a esa tarde. Lloraba camino a las clases. Llorando comia uno que otro bocado de los muchos que Prudencia Migoya le acercó a la boca, llorando se iba a dormir y dormida soñó que lloraba.

Despues de un tiempo Prudencia planeó ir a una excursión a las faldas de los volcanes. Isabel fue con ella como iba a todas partes, sonambula y llorando.

-Parecen eternos - dijo tras una hora de contemplar los volcanes en silencio.
-Son lo mas cercano a la eternidad que conocemos- dijo Prudencia-. Ni tus lágrimas van a durar tanto.
-Ni mis lágrimas- aceptó isabel. Había dejado de llorar hacía una hora-. Espero que ningún desamor sea tan largo. Pero mi breve paso por el cielo, ese sí que duró tantísimo.
Tengo a estos volcanes de testigos. NINGUNA ETERNIDAD COMO LA MÍA.