20120408

La revolución sexual


La adolescencia no es fácil para nadie. Esa es la historia que me he repetido durante los últimos 15 años para justificar mi comportamiento, mis corazas, mis amistades y mis faltas de cariño. No es un tema del que hable frecuentemente porque prefiero pensar que nunca pasó. Mirar hacia atrás es como pensar en esa película de poca audiencia que sólo los coleccionistas recuerdan.


Y un día, cuando ya ves tu vida desde el piso 12 de un emporio mediático, te das cuenta que en tus tiempos no existía ese programa de protección al más débil. Nadie había inventado el “bullying”; el razonamiento lógico aún tenía que ver con la fuerza bruta y saber usarla a tu favor. Era el tiempo en el que dominaban las hormonas, y las mías iban a toda velocidad y en sentido contrario.


¿Han tenido una relación tan destructiva que cuando vuelven a encontrar a esa persona se les congela la sangre y se les baja la presión? Yo tuve varias. Y todas fueron al mismo tiempo.


 Me encontraron. Merecen un premio o algo. No voy a negar que he sentido náuseas los últimos días sólo de pensar que no está olvidado ni perdonado. Y me he consumido por mi morbo de ver en sus imágenes un reflejo de esas épocas.


Una reunión es una reunión. Esto no es una película adolescente. Igual Pepe se equivoca y ellos sí han cambiado un poco. A lo mejor nuestras vidas no son eternamente como en la secundaria, pero ahora con cuentas bancarias. A lo mejor estaban igual de confundidos y asustados que yo.