20080718

Inefable

Bienvenido viejo al resto de tu vida.

Hoy me queda esa sensación de querer mis efectos secundarios sin mariposas muertas, sin estadísticas, con las manos de fuego y los segundos en que las netas te caen así, sin más.

Podría extender incluso el sentimiento a territorios en donde la sola idea de pensar de nuevo en los aparadores románticas del año pasado renaciera y me animara a seguir buscándole. Pero la verdad es que la ruta dirección Chapultepec me es más prometedora que la de regreso.

Obtener poder de donde me sea permitido y alisar mi cabello para posteriores aclaraciones. Me dan ganas de no ser el mismo, pero tener la suficiente desviación para no aterrizar en el lugar al que mis temores me han llevado con susurros y promesas.

Hace algunos días platicaba con un compa sobre las situaciones que son mucho más complicadas de lo que nos permitimos pensarlas, un enojo post-bofetada, un abandono, una compra mal fundamentada, las pruebas que hacemos con el deseo de no superarlas, la moda y algo muy curioso, que llamó mi atención irremediablemente, los fabulosos sueños que se aterran de la inefable realidad al grado tal de no querer siquiera intentarla.

Y yo soy una pileta desbordante de ellos.

Hacía años que creía que la imposibilidad de vivir mi propia vida era cuestión de que las circunstancias confabulaban para que así fueran las cosas. Hoy (y con la posibilidad de pensar que siempre fue así) sé que no. Quiero mis casualidades, y quiero mis acciones propias, ahora habrá que encontrar la manera de revolverlas y obtener mi cosmopolitan vital.

He caido en la cuenta de que ya no fumo tanto como lo había venido haciendo por los últimos 5 años. Mi cuerpo se ha acostumbrado a la falta de nicotina, dejando como una bella secuela que ahora duermo menos y enloquezco más. Y es verdad, si duermo más de 6 horas seguidas, me muero.

Puede que sea tarde, como dijera la Sariñana, para descubrir que finalmente sí quiero al amor de mi lado, de lo contrario no tendría una cuantiosa suma de intentos enterrados en el cementerio de desvaríos, pero también creo que es momento de saber que no sé usar tacones y me sale mentir, que tengo cierto nivel de autismo y un exagerado impulso a no parar de hablar. Fuera de eso, creo que bien podría pasar por un pastelito relleno de amor.

Ahora viene el parteaguas, es cuestión de ir dejando migajitas de las cosas que ya no quiero tener en mi vida, llámense intentos amistosos con las personas que dañan mi aparato psíquico, miedos, sobrepeso, bajísima autoestima, y comenzar a construir, pero en serio, al hombre que va a salir de la Torre del Ángel sintiéndose, lo que hasta este momento de su vida no se ha sentido, valioso.

Bienvenido al resto de tu vida viejo.

1 comentario:

halfing dijo...

me queda la sensacion de su bienvenida...
parece que tener una desbordable vida lo convierte en lo que ahora escribe.
a lo mejor eso seria una de las minimas cosas positivas que este mundo trae.
...
..
:)
se cuida, hasta pronto...