D.E.S.E.N.C.A.N.T.O.

Después de levantar los trocitos de anfestio que quedaron de tanto chocar contra la pared, perdí la noción del tiempo, dejé pasar una a una las manifestaciones del transporte colectivo y encajoné cualquier sentimiento que me llevara a pensar que formaré parte importante de alguna existencia fuera de la mía.

Entonces viene la angustia, como las pastillas bebidas en la madrugada, una trás otra, una trás otra. No hay peor sentimiento que abandonar las cosas que uno quiere pensar para poder dormir.

Sufres por decisión propia, por escarmiento y placer. Aprendes a perdonar de a poquito, o no; después de todo, la vida te otorga un abanico innumerable de presentaciones emocionales.

Esto es todo lo que tenemos.

Nado hasta el fondo de mi mar y comienzo a escarbar, una ruta, un corazón. Lo cierto es que pocas veces se encuentra la verdad en el fondo de los mares, de los cuentos y de las soledades.

Cuando más piensas que todo está bien, todo está mal. Ya me cansé de tratar de pertenecer a tu mundo, sin embargo, no puedo sacarte del mio.

Antes todo era más sencillo, las prisas y los desencuentros no existían, parecía que la vida no pasaba y el tiempo se detenía a nuestro favor.

Nunca lo había pensado de esta manera.

Tal vez así fue y no lo apreciamos. Tal vez perdimos toda noción de lo que queríamos o lo que eramos en el camino. Ahora nos dedicamos a querer saberlo de nuevo.

O puede ser que toda la vida intentemos averiguarlo, para darnos cuenta que los intervalos son lo que nos construyen, sólo hay un principio y un fin enlazados por una serie de ciclos que se renuevan y se deshacen.

Mis ciclos hasta ahora me llevan a pensar que los intervalos serán diferentes de ahora en adelante.