20080901

Chinga a tu madre

Cada día que despierto, que camino, que me baño, que desayuno, que sueño, que tomo el autobús, que trabajo, que leo, que escucho música en Reforma mientras fumo... sobre todo mientras hago eso, me convenzo de que algo tengo que decirte, que gritarte, que preguntarte, la cosa es que las palabras vienen como vómito, efervecen y tratan de salir, no puedo soltarlas si no te tengo enfrente.

Probablemente nunca te vuelva a tener enfrente, de seguro sólo reiriamos como si nada pasara, en tu caso porque quizá así es, en mi caso porque me esfuerzo por mentirme y de paso por mentirte a tí.

Ya casi va a ser un año y me pesa mucho que lo sigo teniendo presente. No que me sea incómodo, sino que es como si tuvieras una gripe constante, no importa lo que hagas para dejar todo atrás, vas a seguir enfermo.

Me quedé con las preguntas del mundo, las preguntas que se me hacen injustas, las que me estrellan en la entrada del trabajo, las que jamás te voy a hacer porque no quiero tus respuestas, pero entonces ¿a quién se las hago? las tengo atravezadas en el tórax, las tengo como cáncer.

Uno no elige las casualidades que la vida le arroja para que las aproveche o no, y entorno a eso han girado mis pensamientos durante meses y meses. Meses que se me escurren sin dejar rastro, como si se oscureciesen a la menor provocación. Nos tenemos en nuestras vidas porque... no he podido terminar nunca esa frase. Somos amigos, somos nada, soy tu cruz, eres el hombre de mi vida, de mis 20.

Seguro te voy a seguir teniendo presente, estés o no en mis conversaciones, en mis sueños, en mi vida. Vas a estar este año y el próximo, así hasta que por evolución las cosas sean totalmente diferentes a hoy. No voy a poner palabras en tu boca, ni voy a imaginar tus porqués, lo único que quiero es deshacerme de a poquito de mis historias aferradas.

En fin. Despues de todo he aprendido en el mal sentido.

No hay comentarios: