20080917

De Verdad

Él se está mintiendo.

Cada que se mira al espejo y le besa los labios, sabe que se miente. Pero es todo lo que tiene.

Le dedica poesías de amor desesperado, ocultando que la raíz del sentimiento no es ni tan buena ni tan franca, pero sí bastante clara, él se/le miente.

Pero es verdad, todos mentimos en determinada forma, nos abrazamos a la idea de que un ratito más de esa fantasía inusual a nadie hace daño. Pero sí, uno se vuelve loco.

Y si todos estamos locos, ¿cómo chingados nos vamos a apoyar? Yo te puedo decir las cosas que pienso saber con respecto al amor, pero todo es una ilusión creada de los últimos cinco años fallidos. En realidad no suena a una verdad palpable tan pesada.

Pero no me creas, yo no sé si es lo correcto en tu quehacer, ni siquiera sé si lo es en el mio. Nos aferramos, victimizamos y hasta lamemos nuestras heridas de forma lastimera.

Lo que sí sé es de donde uno se vuelve a levantar. Descubriendo.

Él se miente, le gusta no estar solo y tomar la idea del amor más banal, la misma que le hace pensar que si es querido, todo está bien. Hasta que se de cuenta que le aburre y se va.

Entonces no le puedo odiar, ni victimizar, ni perdonar, ni olvidar, ni maltratar, mucho menos excusarlo. Sin embargo puedo decir que la cura a la ira es la verdad.

Victor. Sus verdades encontradas no me corresponden, no le hagas caso a este viejo loco cuyo corazón no alcanza a entender qué sucede, pero sí le duele la situación de usted y de ella.

Isaak. Años de creer que le conocía no me han servido para hacerle sentir mejor, ni siquiera para entenderle aunque hayamos pasado por encuentros similares. No sé si ÉL se mienta, pero algo me dice que sí. No sé si a usted le sirva esa información.

Liz. Si uno se cansa, toma agua, llora poquito, se duerme, ve una película, pero el creer no se quita tan fácil como un vestido de seda, ¿cuándo hemos querido quitar uno?

Sham. Si descubriste que al día siguiente seguías respirando y el mundo avanzó tal cual debía hacerlo, entonces querida, tú también puedes hacerlo. Y duele hasta la madre, pero ¿qué otra? Entonces te pones la mejor blusa para apapacharte a ti, ¿hace cuánto que no pensabas sólo en ti?

Gabo. Usted me sorprende como no tiene una peregrina idea. Se ha convertido en mi objeto de estudio por tanta serenidad... que a lo mejor se le evapora con el alcohol. Yo ni me acuerdo y a la vez sí.

Luis. Estamos jodidos, pero el conocerle con las frases que siempre me sorprenden, me arroja de nuevo a mis ideas que quiero cubrir raspando la tierra con mi pata trasera. Nos gritamos ¿y qué? nos hartamos igual, pero sabe que si me cuenta yo le escucho (ojo, le escucho, no le leo jujuju).

Señor. ¿De que me sirve decirle que se vaya al infierno, si ya está ahí? Yo pensé que me había prendido fuego con un encendedor. De pronto volteo y me topo con que no puedo respetarle más. ¿Maduro? Más maduro era yo cuando le echaba mierda por todas las calles del Distrito Federal, y aún así me cansé hasta el final.
Disfrute sus mentiras, disfrute su familia, disfrute las finales indiferencias que va acumulando, la mia, la de Julio, la de Irving. Adéntrese en la idea de que su camino fácil siempre le resulta descorazonado y culero.
Disfrute su infierno, que con él se llevó el mio.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Amé el final.