20080624

Pastelito Paranoico

Y la cosa es que, pareciera una situación de doble moral. Como el tipo rico que va a Tepito a comprar droga, o como el wey sabroso que la neta le vale verga que su pareja tenga caca en la cabeza, después de todo se ve bonito. No podemos ser honestos. Porque sabemos muy en el fondo que la honestidad nos limita de las posibilidades.

Creo que sólo estoy bien cansado. He dejado de comprender y es probable que tenga una incapacidad seria de relacionarme con las personas, o peor aun, de retenerlas.

Si fuese un pastelito, seguro sería uno cuyo cocinero descuidó y se desinfló, así que decidió que tenía dos opciones, sacarlo aplastado o tirarlo a la basura. Lo sacó aplastado. Y yazco desinfladito en la mesa de la cocina, esa a la que la gente no llega, porque la cocina es un lugar poco frecuentado en el mapa turístico de un hogar. Y al lado están los frascos de merengue de colores. Todo está y a la vez nada, porque algo falló en el plan.

¿Para qué planeamos? ¿A alguien le ha funcionado hacer planes y seguirlos de manera religiosa? Yo creo que sí, pero mi pesar amargoso me impedirá aceptar ese hecho de la vida.

Me acuerdo que hace un año que saqué mi cuenta para ese mercado de carne al desnudo, tenía muchas esperanzas, era el pastel en los primeros 5 minutos, que comienza a esponjarse y se asoma por la ventanita del horno con un emocionante orgullo. Pero ha sido uno de esos años que te vuelcan, como cuando un rottweiller logra atrapar el brazo de un niño de 5 años. Y sí pasa.

Hace años salía un programa en televisión que trataba de hechos asombroso y alarmantes. En una de sus historias, un perro enorme se había devorado un niño; los vecinos habían escuchado los gritos, pero todo mundo pensaba que se trataba de un juego. Lástima, a veces los juegos terminar en personas desmembradas.

Cada que escribo siento que voy en una pendiente de ánimo, que termina trágicamente en un charco de amargura y popo. Por lo que ahora narraré algo bello y sin precedentes.

Eran aproximadamente las 11:25 pm, la noche pintaba tranquila cuando comenzó a esparcirse ese halo angustioso de paranoia. La noche siempre me provoca reacciones curiosas estando en soledad. Sin razón alguna, me dio por correr sin sentido. Una calle trás otra, con la idea fija en la cabeza de ser perseguido, lo curioso es que esta vez no me equivocaba.

Con el gran historial de asaltos y asaltos frustrados, no es difícil imaginar que la reacción involuntaria, al escuchar que alguien corre trás tuyo, es correr.
Y brincar bardas y saltar entre tejados y techos, ocultarse en algún sitio de dudosa seguridad; probablemente cuando no quieres ser encontrado, no lo eres, ni respiras fuerte, ni lates rápido. No, no fui encontrado. Fui despertado, y este no fue un relato feliz -_-

Bueno, ahora que he dejado expuesto un trozo de locura, me parece que es adecuado comenzar a pensar que es una locura del tipo rompecabezas, por pieza y difícil de armar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

A mi me encantan las cocinas.
Lo que no me gusta es planear, porque de todos modos ni sale como uno espera.
Esperar... entre menos espero menos decepciones tengo.
¿soy muy realista? ¿o pesimista?