Ayer se dió mi primer encuentro con el Tren Suburbano. Era como la perfecta manera de unión con la ciudad, rápido, confiable, nuevo. Iba yo con mi guitarrita y mis ganas de verlo.
Di la primer vuelta para conocer el trayecto, además, había llegado yo muy temprano a la cita.
Ya de regreso, el camino parecía diferente, la gente lucía renovada, quizá sólo era cuestión de visión. Me sentía yo por alguna curiosa razón con un mundo de posibilidades por delante. No por el tren, o por él, o por ellos, sino porque este es un buen momento.
El viaje se dió, culminó, luego vino la espera y los caminos encontrados; las bromas, las pláticas, las canciones, las palabras, el calor, el trayecto.
Gané el concurso de talento. Todo parecía indicar lo contrario dado que olvidé la canción.
En general el programa vino a la par de buenos resultados. Todo marchaba sobre ruedas, todo se deslizaba tal cual debía.
Pero algo curioso pasó. Por primera vez en mucho tiempo sentí ese latido fuerte. Ese que se había perdido en la inmensidad de las conversaciones nocturnas. Pero de alguna manera no debió haber estado ahí... jujuju está bien, es momento de dejar de fingir, siempre estuvo ahí, pero estuvo controlado. Y por tiempos está controlado y por tiempos no.
Lo que sí sé es que se siente bonito de nuevo. Que es disfrutable y que me forza a darme cuenta del necesario recorte de personal en mi vida. Porque no vale la pena tener a todos los que están y perder poco a poco a los que siempre han estado.
Es un buen tiempo. Y yo no estoy solo.
You know I feel it in my heartbeat
It may feel old to you but to me it feels new
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