20110905

La Reina


Del grupo de las sensuales arañas, con sus abombados opistosomas y sus largas patas, Rina era la más pequeña. Siempre vulnerable y torpe para tejer, aprendió que pocas virtudes la llevarían a convertirse en un insecto decoroso y digno de belleza.
Rina era simple, amistosa; extendía al menos tres de sus patas para saludar, pero también era traicionera, usurpadora. Por eso no dudó un segundo en devorar el alimento de Xia y Lena cuando tuvo la oportunidad. También a su pareja.
Dos arañas no habitan el mismo perímetro, porque en esencia son solitarias oportunistas, pero Rina quería hacerse de un imperio; y los imperios están habitado por alguien más que uno mismo.
La pequeña Rina, delicada y amenazadora, focalizó todo su esfuerzo en su angosta hilera y excretó una seda tan pegajosa, que no quedaría escapatoria: caerían tramposamente o a voluntad.
“Puedo sentirme la reina, pero no puedo devorarlas para serlo en verdad”, exclamó exhalando aire entre sus quelíceros y se sintió tranquila.

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