20090915

Reencuentro

En definitiva no se vive igual un temblor al ras del suelo que en el piso 12. Cuando uno pierde el suelo, nunca se siente igual.

Te empiezas a cuestionar y resuelves en 5 segundos de movimiento terrestre lo poco de los 21 años de vida que recuerdas.

Vienen los paseos, las comidas, los llantos y lo que más te pesaría perder: las risas. Yo río mucho, por cortesía de un tumor cerebral inexistente.

Debo confesarle que sus conversaciones me tomaron por sorpresa, pero no tanto como usted cree (el “inge” de la oficina, encargado de decirme que no introduzca mi reproductor a la compu porque está todo viruliento, me recuerda a usted). Creo que es más que nada el imprevisto informático del que fuimos presas, tanto tú como yo.

Hay que ser claros. Y no hay mejor camino a la claridad que la honestidad, por lo que no encuentro otra manera de preguntarle lo siguiente: ¿Qué espera usted?

Lo pregunto con la mayor buenaondez posible J porque en medida de su reacción, yo tendré la mia.

Si fue un malentendido de las nuevas tecnologías, hay que arreglarlo. Si no, también. Por lo pronto puedo mencionarle que fue grato saludarle de nuevo.

Es todo, el trabajo llama y debo hacer méritos. Porque la vida desde el piso 12 se ve bonita, no con un temblor, pero me dicen que el edificio es bastante seguro. Habrá que creer.

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