20130511

Querido #QuéAscoSerJota:


He repasado por varios días el penoso “encuentro” que sostuvimos hace un tiempo, a pesar de la poca importancia que me recomendaron dar al asunto. Lo hice porque considero que no fue un evento aislado, una opinión poco racional de un agente anónimo; fue una reacción por parte de una persona con la que trabajé varios meses y que aún no logro entender.

En lo que a mí concierne, nuestra relación laboral siempre se mantuvo en los estándares de lo correcto y lo educado. Fuimos respetuosos, imagino, porque en realidad no tuvimos que trabajar directamente. ¿Qué pasó entonces?

Yo pienso  que argumentarás que todo fue a causa de una opinión muy personal, de la que ni siquiera tienes la absoluta certeza de que se tratara de ti.  Me parece que sería la única situación en la que podrías haber generado alguna molestia, pues todas las demás son imaginarias, nunca han ocurrido, no importa quién te las cuente.

Si es así, sería una pena saber que no tienes un respeto por la crítica. Mi opinión está completamente basada en lo que percibo de tu persona, de tu trabajo y de la actitud que sostienes con tus compañeros. Te guste o no, yo hablé de lo que tuve oportunidad de conocer de ti. Tú hablaste de lo que no tenía cabida en una conversación civilizada, como quizá nunca tuviste intención de tener.

Al final, esto no es una guerra. Toda la experiencia adquirida pertenece a una realidad que tú, yo y muchos compañeros vivimos. Y te lo voy a decir con todas sus letras: no fue la misma realidad para ti que para mí, pero eso no significa que tuviéramos que ser enemigos.

Cada quien estará orgulloso de sus logros, pero deben venir de una profunda congruencia. Eso es lo que nos hace profesionales. Yo llegué a ese lugar para ser congruente conmigo mismo, pero me fui por la misma razón. Es de bien nacidos ser agradecido y lo soy, con quien tengo que serlo.

Que no se te olvide dónde estás y hasta dónde quieres llegar, porque en ninguno de esos lugares tolerarán que denigres las preferencias sexuales de tus compañeros, muy a pesar de tus creencias religiosas.

20130404

Abandono

No recuerdo la primera vez que me sentí abandonado, pero sé que fue una situación que a la fecha sigue rezagada, como infectada inconscientemente.

Tengo una angustia creciente a la idea del abandono, quizá por eso no creo lazos fuertes, ni apegos, ni creo en la amistad, pero todo eso es bien incongruente con lo que hago, me encanta tener gente a la que necesite y me necesite, me gusta ser amable y saberme querido, así no seré abandonado.


20130331

Miedo

Te juro que jamás pensé que me fueras a contestar. But you did.

I hope you don't mind. Do you wanna talk?



20130330

La vida sabía que nos íbamos a separar

Uno puede convivir 5 años con una persona y nunca llegar a conocerla. Convivir al punto de la intimidad más perfecta, pero imaginaria; y después de tanto tiempo darse cuenta que todo estaba ahí y siempre fue igual.

25 de septiembre de 2007.

"No mames cabrón, eres uno de los que más extraño, porque nadie me pica las costillas, ni me raya cosas feas en mis cuadernos, ni me obliga a escuchar Korn, ni me grita y me crítica.
Te lo digo porque sentí que quería hacerlo, no hemos pasado mucho tiempo juntos y está chido, porque así son los procesos de la vida, pero pues como que de repente sí hace falta voltear y tener la risa segura (sí la tengo, pero sabrás que nuestros chistes son irrepetibles e irreemplazables).
También te lo digo porque hoy, en este momento, siento que no habrá otra oportunidad de decirlo, de convivir como hasta ahora, de acercamiento ni nada, y pues nunca está de más saberse extrañado.
Cuídate chavo, cuídate mucho y disfruta mucho las cosas, ríete mucho con el mundo, deja que Alex te coquetee inocentemente. Escribe cosas bonitas en tu space y sé muy feliz.
Te quiero harto".

Pero el otro día te soñé.


20121224

I'm not religious, but... I'm 25

"Hay bajo el sol un momento para todo, y un tiempo para hacer cada cosa: tiempo para nacer y tiempo para morir; tiempo para plantar y tiempo para arrancar lo plantado; tiempo para matar y tiempo para curar; tiempo para demoler y tiempo para edificar; tiempo para llorar y tiempo para reír; tiempo para gemir y tiempo para bailar; tiempo para lanzar piedras y tiempo para recogerlas; tiempo para los abrazos y tiempo para abstenerse de ellos; tiempo para buscar y tiempo para perder; tiempo para conservar y tiempo para tirar fuera; tiempo para rasgar y tiempo para coser; tiempo para callarse y tiempo para hablar; tiempo para amar y tiempo para odiar; tiempo para la guerra y tiempo para la paz".

Me imagino de rodillas dentro de una gran iglesia vacía repitiendo el mismo versículo como poseído por horas y horas, porque siempre fue mi favorito y porque me conforta el alma. Entre cada oración se me salen las lágrimas porque todo el mundo me ha repetido que he perdido el camino. Y yo siento que nunca lo tuve.

Pero entonces regreso del mundo de imaginación y me detengo a ver fijamente a mi alrededor: la sala con estampado de flores, los libros de ortografía que me sirven para atormentar(me) y las películas en alta definición que me convierten en un mejor apreciador del arte, o eso me dijo el vendedor. Todas las cosas por las que he vivido y crecido, que pensé que nunca pasarían, pero que ahí están. Nada se ha movido.

No voy a negar que me sirvió mucho madurar de chingadazo. Que aventarme del edificio sin saber abrir el paracaídas me ayudó a enfrentarme a mí mismo y mis capacidades. Puedo garantizar con gran arrogancia que dos de los 10 platillos que intenté en la cocina me quedan espectaculares, pero nada más.

Desde luego que la vida desde el sur de la ciudad no es igual; estaré más lejos, pero estoy más cerca que nunca. No abandoné todo del todo, pero sí me dejé llevar por lo que creía que sería la mejor de las oportunidades. Lo fue, en su momento.

Fue el año de más cambios, los más fuertes, los más importantes. Me abrí paso al mundo para descubrir que está mucho más complicado de lo que esperaba, pero que no estoy solo. Que voy viajando acompañado y que, si me caigo, tendré manos afectuosas dispuestas a ayudarme a levantarme.

Como otros años, y en lo que espero sea una maravillosa tradición para el futuro, agradezco infinitamente el amor incondicional, puro y tierno de +Daniel G, quien no sólo ha estado ahí, pendiente de mis cambios y transformaciones, sino que pacientemente me ha arropado en los momentos de más dura turbulencia.

A mis amigos, compañeros y compadres: mil gracias por su existencia. Yo no sería yo si no los tuviera a ustedes en mi camino. Seguimos andando y seguimos cabalgando. Y si alguien se lo pregunta, el primer párrafo es sólo parte de mi herencia cristiana.